Portugal fue en los siglos XV y XVI un centro muy importante para el mundo entonces conocido, y su gente contribuyó a construir un puente hacia tierras desconocidas, no solamente América, sino también el Océano Índico, el sur de Africa, y Oriente.
Hoy Portugal es un país que mantiene vivas las tradiciones, donde todavía es posible encontrar pequeños pueblos, escondidos en paisajes de ensueño, de exuberante vegetación, y largas playas besadas por el viento del Océano Atlantico.
Portugal es una nación nacida del pasaje y de la mezcla de muchas civilizaciones, desde los celtas y los cartagineses, hasta los musulmanes, que han ido dejando huellas de su cultura e historia. La República de Portugal también incluye las Azores, archipiélago de nueve islas a medio camino entre Europa y América, un auténtico paraiso.
Lisboa, la capital, tiene también nombre de “ciudad blanca“, por las piedras claras de sus edificios asomados al mar, bajo un cielo muy limpio. Los viajeros recuerdan Lisboa por el trato de amistad ofrecido por sus habitantes, y merece la pena saborear su atmosfera de cafés y restaurantes, donde el comer sigue siendo un importante momento para hablar y descansar, sin prisa.
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Cuándo visitar Portugal
El territorio continental de Portugal está dividido en dos partes por el río Tajo. En la parte más al norte el clima es bastante fresco y lluvioso, y también se define atlantico, por la influencia del Océano y de las corrientes frías que tocan la costa.
Por lo contrario el clima del sur es más seco. Las playas de arena que tocan el estuario del Tajo, en la región de Lisboa, están orientadas al sur, y ofrecen aguas tranquilas para disfrutar de unas buenas vacaciones en bañador. Los aficionados del windsurf podrán además disfrutar del viento del Océano en la playa de Carcavelos.
Hablando de viento, vamos un poco más a sur, hasta la región del Algarve, donde también encontraremos playas de arenas bonitas y selvajes, desde Lagos hasta São Vicente. El clima esta región llega a ser hasta subtropical, ya que se enfrenta a la costa africana y está protegida al interior por montañas.
En el territorio de las islas de Portugal, es decir las Azores, encontramos unas condiciones muy particolares, ya que se encuentran justo en medio del Océano, y presentan un clima templado y húmedo.
Qué ver
Lisboa
El encanto de Lisboa, capital de Portugal se encuentra en su variedad y vida cultural, en la combinación de pasado y presente, pobreza y lujo, rareza y orgullo, un mestizaje de contradicciones.
Lisboa se sube a las siete collinas que la rodean: Estrela, Santa Catarina, São Pedro de Alcantara, São Jorge, Graca, Senhora do Monte y Penha de Franca y surge donde el estuario del Río Tago. El viento que llega desde el Océano regala a Lisboa un cielo muy limpio, que alumbra la vista de los techos colorados, la cúpulas y los castillos.
Mirando la ciudad desde uno de los puntos panorámicos se puede admirar la geometria linear que hace destacar el barrio de la Baixa, núcleo de las intervenciones urbanísticas empezadas después del terremoto de 1755, que destruyó los barrios más antiguos de Lisboa.
La piedra blanca, utilizada para la construcción de la mayoría de los edificios religiosos de Lisboa, contrasta con el ocre dorado de la piedra de otros monumentos hstóricos, como el Castelo de São Jorge y la catedrál de sé Patriarcal.
La Praça do Comercio era la entrada principal de la ciudad, para quien llegaba desde el mar, se asoma al río y ha sido el sitio donde empezó a construirse el barrio de la Baixa. Al lado norte de Praça do Comercio se abren otras dos plazas, Praça Dom Pedro IV, llamada Rossio y Praça de Figueira.
Desde estas plazas salen las dos vías principales de la ciudad: Avenida da Liberdade, un magnifico boulevard arbolado, y Avenida Almirante Reis, la calle que lleva al aeropuerto. A lo largo de estos boulevard surgen bonitos edificios de estilo Liberty, caracterizados por aceras en mosaico.
Las calles abruptas a oeste de la Baixa llevan al Chiado, barrio elegante donde se encuentran refinadas tiendas decoradas en estilo Art Nuveau. Desde aquí se llega al Barrio Alto, cuyas callecitas siempre están llenas de gente, de día y de noche.
Al este de la Baixa, cruzando el barrio medieval del Alfama, llegamos al Castelo de São Jorge, construido por los Moros como refugio y transformado más adelante en residencia por los reyes cristianos. Este castillo es un mirador hacia toda la ciudad.
La Catedral Sé Patriarcal es la iglesia más antigua de Lisboa. Rehabilitada desde hace no mucho, ha vuelto a lucir el encanto del estilo románico, que le hace parecer a una fortaleza. Un aspecto particular de Lisboa son los azulejos pintados, utilizados con fantasía y originalidad, como en la famosa Cervejaria da Trinidade, una bonita fábrica de cerveza.
La mayoría de la población de Lisboa presenta caracteres mediterráneos, pero no es raro encontrar personas con características más nórdicas u orientales. Además hay muchos africanos, indianos y sudamericanos procedentes por las ex colonias. Lo que sí caracteriza a todos sus habitantes es la amabilidad hacia los visitantes.
Madeira
Madeira se define el “flor del Océano Atlantico”, a unos 1000 kilómetros al suroeste de Lisboa y a unos 545 kilómetros de la costa africana. Es un archipiélago de origen volcánica, que incluye la isla de Madeira, la más grande y la más poblada, la isla de Porto Santo y dos grupos de islas que no son pobladas, llamadas Desertas y Selvagens, que son importantes reservas ornitológicas.
Las islas tienen un clima estupendo, las temperaturas se mantienen dentro de los 16 y los 25 grados durante todo el año y la belleza del paisaje hacen de Madeira el refugio ideal para los que viajando buscan naturaleza y tranquilidad.
Desde el mar Madeira ofrece un espectaculo extraordinario. está cubierta por una vegetación exótica de muchos matices, interrumpida muy de vez en cuando por casitas. A lo largo de los senderos hay pequeños canales artificiales construidos para regar y que atraviesan toda la isla.
Madeira encanta por la gran cantidad de flores y frutos tropicales, por la temperatura del agua, templada por la Corriente del Golfo, por la riqueza de su patrimonio histórico y por la vida cosmopolita de su capital.
Los aficionados de trekking encontrarán en Madeira muchísimas excursiones por hacer. merecen sobretodo una visita a la meseta de Paúl da Serra, a más de 1000 metros sobre el nivel del mar, las montañas del Pico Ruivo y del Pico do Ariero. Aconsejamos una excursión al Monte, desde el cual se pueden admirar unos jardines tropicales, para luego volver a Funchal con los “carros de cesto”, tradicionales trineos de madera y mimbre.
Algarve
Aguas de cristal, largas playas doradas, interrumpidas por altísimas rocas, pequeños pueblos que conservan las tradiciones más antiguas, una alegre vida nocturna: así se presenta la zona del Algarve, más de 150 kilómetros de costa dividida entre trés regiones.
La región de Sotavento (por encima del viento) está hecha de playas de arena y llanas, se extiende entre el confín español y Faro. Barlavento (por abajo del viento), se carateriza por rocas muy abruptas y calas sujerentes. La parte al suroeste, desde Lagos hasta São Vicente, es una zona más selvaje donde siempre hay mucho viento.
Lagos se esconde detrás de unas murallas y es unos de los lugares más encantadores del Algarve. En la Plaza de la República se asoma un edificio gótico, que en pasado fue el mercado de los esclavos africanos.
Hay iglesias muy importantes del siglo XV y XVI que son São Sebastião, Carma y Misericordia. El Museu Regional recoge restos arqueológicos, objetos de arte sagrado y popular, además de una colleción de pájaros de la costa disecados. Más allá del fuerte de Pau de Bandera, que es del siglo XVII, hay Puente de Piedade, llugar pintoresco donde se llega por medio de una escalera muy abrupta que pasa entre las rocas.
El recorrido sigue con Portimão, a unos 25 kilómetros de Lagos, una pequeña ciudad muy dinámica, cuya población es una mezcla entre portugueses y extranjeros. Por la noche los bares y los restaurantes ofrecen una atmosfera muy viva y alegre. Más tranquilo y romántico es el pueblo de pescadores de Ferraguso, frente a Portimão, en la orilla opuesta del río Arade. Poco lejos de allí encontraréis Praia de Rocha, el sitio màs famoso del Algarve, y también el más turístico.
Seguimos hacia Faro y encontramos Albufeira, típico pueblo de pescadores. Fue el primer sitio del Algarve donde llegaron turistas internacionales, y todavía sigue siendo un lugar muy frecuentado. Conserva el encanto de las casitas blancas y de las pequeñas calles estrechas. Las rocas que se asoman al mar están hechas de cal dorada y piedras rojas, que hacen del paisaje algo muy particular. Lo más bonito es ir de excursión entre las calas de arena.
Islas Azores
El archipiélago de la Azores se encuentra en el medio del Océano Atlantico, a mitad camino entre Norteamérica y Europa. Las Azores son nueve islas: São Miguel, Terceira, Santa Maria, Pico, Faial, Sãn Jorge, Graciosa, Flores y Corvo.
Es un archipelago montañoso de origen volcánica que se extiende a lo largo de unos 600 kilómetros desde noroeste hacia sureste y constituye una región autónoma de la República Portuguesa, así como es portuguesa su población.
Durante unos quinientos años la Azores no han sido casi tocadas por el hombre y están caraterizadas por un clima muy bueno, además de ofrecer un ritmo de vida muy tranquilo. El escenario es un paraiso: verdes crateres de antiguos volcanes, lagos azules enmarcados por flores, montañas, valles y praderas.
Costa Verde
La parte norte de Portugal es la región más antigua del país. Es aquí que, bajo la guía del rey Afonso Henriques, Portugal conquistó la independencia del reino español. Es una región caracterizada por una vegetación exuberante, famosa por sus viñas que dan el porto y el vinho verde. Así toma el nombre de Costa Verde, que incluye la provincia del Douro y el Minho.
El Minho es la parte al noroeste de Portugal, que confina con Galicia, y Braga es la ciudad principal. La belleza de esta tierra, las tradiciones rústicas conservada por sus habitantes, los mercados agrícolos y las fiestas religiosas, hacen del Minho uno de los lugares más encantadores de Portugal.
La vísita del Minho requiere tiempo, y no tiene sentido tener prisa, también para degustar el riquísimo vinho verde, que aquí tiene su origen. La capital de la provincia del Douro es Oporto, dividida en dos partes por el río Douro, “río de oro”. En el barrio de Villa Nova de Gaia, se produce el porto, un vino muy fuerte, que suele acompañar los postres.
Para disfrutar bien de Oporto hay que dedicarle unos días, y puede ser también una base para visitar los alrededores, como el bonito valle del Douro, y las zonas del Minho. No olvidamos que, en menos de una hora se puede llegar a las playas encantadoras de Vila do Conde, y también el Parque Nacional de Peneda-Geres es bastante cerca, justo al confine con España.
La gastronomía portuguesa
Dice un refrán portugués: “peixe não puxa carroça”, o sea “el pescado no tira del carro”, aunque está claro que pescado y marisco son los protagonistas de la cocina portuguesa. Entre todos los platos destaca el bacalao, sabroso en todas sus variantes, y lo curioso es que, a pesar de ser la comida simbólica de Portugal, no se encuentra en las aguas de su litoral, sino tiene que ser importado.
Además del bacalao, para los que aman el pescado, pues la oferta gastronómica de Portugal es algo extraordinario. En la Costa de Estoril, cerca de Lisboa, se pueden pedir platos muy preciados: langostas suada, sargos, gambas, bueies de mar, percebes, róbalos, y el riquísimo lenguado de Cascais.
Lisboa es una ciudad donde comer es un verdadero placer, donde la comida es un momento donde compartir sabores y tertulias. En las terrazas se puede tomar un café, hablando, leyendo o bien haciendo nada más, sin pirsa. Así como hay que degustar sin prisa los muchos vinos de Portugal, entre muchos recordamos el frizante vinho verde del Minho, el porto de Villa Nova de Gaia, barrio de Oporto.