Valencia, tercera ciudad de Espana por importancia y población, es un lugar menos conocido por los turístas extranjeros que Sevilla o Barcelona, pero igualmente rica de antiguedades, mirando a la vecina catalana y a sus vanguardias.
Valencia es una ciudad de muchos contrastes. Atada por un lado a un pasado de huerta y mar, fiestas conservadoras como las Fallas, barrios históricos como el Carmen, en el casco antiguo o los Poblados Marítimos de la playa.
A la vez la política local sigue una fuerte tendencia: proyectar hacia Europa la imagen de una Valencia ciudad del futuro. Las enormes estructuras de la Ciudad de la Artes y de las Ciencias, son el signo de la mano del arquitecto Santiago Calatrava y disimulan las intenciones de inmobiliarias e inversores, que han rodeado la zona de atrevidos rascacielos, gigantes en medio de la nada.
Una imagen tan fuerte choca de manera brutal con los perfiles más dulces y humanos del Ensanche, con la pequena dimensión cotidiana del Mercado Central, con la original intervención del Río Verde, un parque nacido en el viejo cauche del río Turia, y desviado en los anos sesenta después de la última, inundación.
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Qué ver
Valencia es una ciudad soleada y mediterranea, abierta a todo tipo de celebraciones, festivales de cinema, teatro de calle, motociclismo, conferencias, copa de America, por las que organiza castillos que son un verdadero espectáculo.
Aunque Valencia parece una ciudad de mar, sería más correcto pensarla entre el mar y la huerta, como una capital cuyo centro histórico se encuentra más bien al interior.
El antiguo cauce del Río Turia, que hoy es un verdadero parque lineal, divide en dos partes la ciudad: Valencia es una ciudad de muchos puentes, que cruzan un río sin agua, pero lleno de verde. Lo mejor en los días soleados es aprovechar dando un paseo por este parque.
Si es que vais de viaje con los niños, pues se quedarán encantados con el Gulliver. Este enorme estatua-juego, que se encuentra a la altura del Palau de la Música, tiene mucho éxito entre los pequeños ciudadanos de Lilliput, que se lo pasan bomba entrando y saliendo del “gigante”.
Si vuestro deseo es descubrir la historia de Valencia, mejor empezar por la Catedral, con su grande cúpula de baldosas azules y la torre octagonal de el Miguelete, parecida a otras plantas de campanarios catalanes. Las trés fachadas, románica, gótica y barroca, se asoman a las respectivas entradas y plazas. Incluso es en esta zona donde surgen las ruinas de epoca romana, hoy enmarcadas por una moderna instalación de agua y cristal.
Otro magnifico ejemplo de estilo gótico es la Lonja, edificio del sigo XV, que luce sus particulares columnas helicoidales. Es un grande espacio vacío, un open-space se diría hoy, que hace sentir pequeños frente a tanta altura, y una estructura que hace callar hasta los grupos más numerosos, casi como si fuera una iglesia.
Frente al silencio de la Lonja, justo pocos metros más allá, surge el Mercat Central, colorado, ruidoso y sabroso. Los sabados por las mañanas, pero también los demás días, dentro del mercado se encuentra toda la ciudad, comprando los productos más sanos de la huerta y el pescado más fresco. La compra en el Mercat es una autentica ceremonia, incluso una ocasión para encontrar a los vecinos, y, para los que visitan la ciudad, saborear un alegre momento de vida ciudadana, sin guías.
Mejor época para ir a Valencia
El clima de Valencia es tipicamente mediterráneo, bastante húmedo y muy suave. Los días de lluvia no son muchos, y se concentran durante el otoño, importantes y esperados para regar la huerta que rodea la ciudad.
La ciudad se asoma al mar hacia el este, y los días en los que el cielo es muy azul y despejado, son lo normal. No hay límites de temporada para visitar a gusto la ciudad, los veranos pueden resultar muy calurosos, pero siempre se puede encontrar alivio dandose un baño en la grande playa de la Malvarrosa, o bien yendo más al sur, hacia Denia.
Lo único del tiempo de Valencia que puede molestar es el viento, que a veces sopla fuerte, casi violento, levantando el arena de la playa y llevandola dentro de las casas. Mientras, los aficionados de cometas quedan en la playa para colorar el cielo.
Las fallas
Las Fallas es una fiesta que se celebra cada año en marzo, y es muy arraigada en la tradición de Valencia. Es una manifestación alegre, en honor de San José, a la que participa toda la ciudad, noche y día, sin parar.
Hay también muchos valencianos que escapan de la ciudad, para huir de la confusión, pero no se nota demasiado, porque cada año, en Fallas, llega un millión de turistas. Los que vienen de fuera se quedan alucinados, mirando a las grandes estatuas de cartón piedra, altas hasta 30 metros.
Cada barrio construye su falla, con orgullo y paciencia, durante muchos meses, para ganar el primer premio. Cada falla tiene un carácter satírico y posiblemente toma el pelo a personajes y hehcos de la actualidad. Cada una es el fruto del trabajo de muchas personas, y lo más increible es que estos monumentos acaban quemandose, la noche de la Cremá.
La fiesta se componen de muchos momentos: entre otros la Plantá, la Ofrenda, la Mascletás y sobre todo castillos espectaculares, realizados cada año por artistas internacionales diferentes, apreciados, o bien minuspreciados, por los valencianos, que, hablando de Fallas, se lo toman muy en serio.
Comer y beber
La paella es un plato típico de Valencia, famoso en todo el mundo. Es como decir “pizza”, aunque está claro que la pizza que comemos en Madrid no tiene el mismo sabor que en Napoles. La autentica paella se cocina posiblemente en la calle, con fuego vivo, lleva conejo, pollo, alubias, alcachofas y caracoles, y se come con una cuchara de madera, no en un plato, sino desde la misma paella.
El arroz es el ingrediente principal de muchos primeros platos de Valencia: arroz a banda, con mariscos, arroz negro con sepias, posiblemente acompañado con ajoaceite, arroz al horno, con ajos enteros, y carne, arr�s caldos, para el hinvierno. Se puede acompañar el primer plato ocn una buena ensalada valenciana: lechuga, cebollas, aceitunas verdes y huevo duro.
Para comer un arroz, cualquier restaurante viene bien, pero si lo que querais es probar algo para recordar de camino a casa, lo mejor es comprar una cartelera semanal llamada La Turia, en la que, además de preciosos consejos para saberlo todo sobre cine, teatro y fiesta, tiene unas cuantas páginas dedicadas a la buena comida, con números de teléfono incluidos.
Aquí tenéis unos cuantos sitios para probar:
El Polp, c/ de la Reina, 148, comida tradicional con matices internacionales, tapas de pescado, buen vino y trato amistoso y alegre.
U beccaficu, c/ José Benlliure, 76 bajo, taberna siciliana con buenísima degustación de vinos, y tapas caseras.
Casa Montaña, c/ José Benlliure, 69, taberna centenaria, donde las anchoas tienen sabor y textura perfectamente equilibrados, y donde encontrar una extensa carta de vinos.
El Cantonet, calle Santo Tomás 21, en la esquina con la calle Raga, un sitio pequeño con grandes platos y cerveza.
La Rentaora, plaza Mosen Sorell, 11, donde saborear tapas caseras como el esgarrat: pimientos rojos y amarillos, bacalao, ajo y aceite.
Y después de una buena cena, a descubrir la Café del temps. La calle Caballeros, que desde la plaza de la Virgen lleva hacia la fiesta del barrio del Carmen. Los sitios donde tomar algo y bailar son muchísimos, os bastará una noche?
Bueno, podéis empezar por estos: Café del temp, Pinball, El Negrito, Café Lisboa, el Jimmy Glass, Radio City…y acabar en el horno de los borrachos en plaza del Tossal. Cuidado porque muchas joyas de vida nocturna están escondidos, pero siempre podéis pedir a cualquiera de Valencia, y mientras hacer amistades. Hay sitios que merece la pena buscar y descubrir…
La playa
La playa de Valencia, de arena clara y muy fina, tiene el nombre de Malvarrosa. Es muy larga y muy bien equipada: redes de volley, carril bici y hasta un campo de rugby-playa, ideal para los que se aburren sólo tomando el sol.
Además de un grande espacio acogedor, lo mejor de la playa es el contexto que la rodea: los Poblados Marítimos. Este distrito, dividido entre los barrios del Canyamelar, Cabanyal e Cap de França, nacio con cabañas, como pueblo de pescadores, hasta llegar a ser muy importante a primeros del sigo XX, cuando empezó a ponerse de moda veranear en la playa.
La tipología del barrio, a pesar de las transformaciones de los años ’60, sigue manteniendo una identidad única, con calles largas paralelas al mar y casas bajitas de estilo modernista popular, con infinitas variantes y decoraciones de piedra y de azulejos colorados, que han hecho merecer a la zona el título de B.I.C., o sea Bien de Interés Cultural.
Los que viajan para descubrir los rincones escondidos no pueden perderse el barrio de la playa, donde en los patios y en las terrazas de las casas, todavía se puede disfrutar de las brisas del Mediterráneo.
Es un barrio vivo, que desde hace años lucha para sobrevivir, en contra de un plano urbanístico sostenido por las inmobiliarias. Los que no saben apreciar la pequeña dimensión, bajo la excusa de embellecer, sólo piensan en destruir el pasado, para levantar más metros cuadrados.
La Albufera
En arabe la palabra al-buhayra significa “el pequeño mar”, y la Albufera es una laguna litoral de agua salobre, o sea ni dulce ni salada. La Albufera se extende por 2.800 hectarias, y desde 1986 es reserva natural, para proteger flora y fauna, y también para que no desaparezca desaparezca debido a los cultivos de arroz.
La Albufera es una autentica joya de la naturaleza, lugar muy apreciado por los turistas y amado por los valenciano, donde viven, o sobreviven, muchas especies locales de peces, como el “fartet” y el “samaruc”.
En el parque de la Albufera se pueden admirar también bonitos ejemplares de aves: el pato colorado, la cuchara común, el ánade real, garcillas, charranes, cercetas y cigüeñuelas.
La Albufera se encuentra a unos 10 Km de Valencia, y el único acceso es la autovía del Saler (CV-500). La hora más bonita para admirarla es el atardecer, cuando el sol va poniendose y colora de rosa los cultivos de arroz.