Oporto, situada al norte de Portugal, es la segunda ciudad más grande del país. Fue construida a orillas del río Duero y en 1996 la UNESCO declaró su centro histórico Patrimonio de la Humanidad.
Sus diez siglos de historia se ven reflejados en la gran cantidad de monumentos que contiene, muchos de ellos decorados con azulejos blancos y azules. Pero si algo distingue a Oporto de otras ciudades es que ha sabido fusionar la modernidad con su pasado. Por ejemplo, en medio de las tiendas de recuerdos y los comercios internacionales, no es extraño encontrar personajes tan peculiares como las peixeiras, las tradicionales vendedoras de pescado. Te parecerá que el tiempo se ha detenido en algunas zonas.
Para disfrutar plenamente de Oporto lo mejor es recorrerla a pie y perderse por sus estrechas y empinadas calles. Mientras la historia de la ciudad te envuelve, no podrás resistirte a sus olores y sabores, ni dejar de admirar sus elegantes villas o dar un paseo en uno de los seis tranvías que todavía quedan en la ciudad.
Y como son muchas las calles a recorrer, si estás casado siempre puedes utilizar los autobuses urbanos, que tienen un horario muy amplio. También tienes la opción de viajar en metro pero es un medio de transporte menos práctico para el turista ya que sus líneas no llegan a todos los puntos de interés.
Además, los precios en Portugal son más bajos que en otros países de Europa, así que el alojamiento, el transporte, comer en restaurantes o la entrada a monumentos y museos te resultará bastante económico.
Entre los lugares que no puedes dejar de visitar, te recomendamos los siguientes:
La estación de trenes San Bento se encuentra en el centro de la ciudad. Fue construida en el siglo IX sobre un antiguo convento. Su interior es una auténtica obra de arte echa con más de veinte mil azulejos que representan diferentes momentos de la historia de Oporto.
A unos 200 metros encontrarás un edificio de estilo barroco: la Iglesia de San Ildefonso. Se construyó entre 1709 y 1730, cuenta con dos campanarios y su fachada está decorada con más de once mil azulejos. En su interior destacan los bellos vitrales y un órgano del siglo XIX.
Cerca de la estación también podrás disfrutar del edificio más emblemático y alto de la ciudad: la Torre de los Clérigos. Tiene una altura de 76 metros y si quieres llegar al campanario te esperan 240 escalones. Eso sí, la recompensa vale la pena ya que tendrás las vistas más espectaculares de todo Oporto.
Muy cercana a la Torre tendrás la oportunidad de visitar uno de los lugares más auténticos de la ciudad. Nos referimos a la Librería Lello e Irmao, conocida como una de las más bellas del mundo. Es un edificio de estilo neoclásico que aún conserva cierto aire romántico de principios del siglo XX. Su interior destaca por las enormes estanterías de madera llenas de libros y una gran escalera labrada, también de madera. Un dato curioso es que inspiró a J.K. Rowling para crear la librería Florish & Blotts, de su famosa saga Harry Potter. La librería es tan especial que siempre está llena de gente, así que mejor que te armes de paciencia cuando vayas a visitarla.
Si te apetece hacer un descanso, puedes parar en la plaza Gomes Teixeira, al lado de la librería. Y, de paso, te animamos a que visites la Iglesia do Carmo, una muestra del estilo rococó portuense. Destaca su fachada lateral, cubierta con un gran mosaico de azulejos.
Oporto cuenta con varios edificios religiosos pero el más importante es, sin duda, la Catedral de la Sé. La encontrarás en la parte más alta de la ciudad, en el barrio de Batalha y, a simple vista, te parecerá más una fortaleza que un templo. Su construcción comenzó en el siglo XII pero han sido tantas las reformas que ha sufrido a lo largo del tiempo que presenta diferentes estilos arquitectónicos, aunque el que predomina es el barroco. De nuevo, descubrirás una decoración de azulejos, esta vez en el claustro.
Desde aquí, puedes bajar hasta la orilla del río Duero, al barrio de la Ribeira, la zona más vistosa y con más ambiente de Oporto.
El trayecto es cuesta abajo y tiene unos 60 metros de distancia, pero sería una pena realizarlo a pie. Nuestro consejo es que subas al funicular que encontrarás detrás de la Catedral y disfrutes de las exclusivas vistas que tendrás del puente Don Luis I y de las antiguas Murallas Fernandinas, que el funicular recorre en paralelo.
El barrio de la Ribeira forma parte de la zona más antigua de la ciudad y está formado por un laberinto de calles y edificios con fachadas de colores que atraen tanto a turistas como a los portuenses. Es el lugar ideal para pasear y degustar los platos típicos de la ciudad en uno de sus muchos restaurantes.
Sentado en una de sus terrazas contemplarás, en la otra orilla del río, lo que parece otro barrio de Oporto. En realidad se trata de otra localidad: Vila Nova de Gaia. Es famosa por albergar las bodegas del reconocido vino de Oporto. No dudes en visitarlas y hacer un tour por algunas de ellas. Te explicarán el proceso y las técnicas de elaboración de algunos de sus más de quince variedades. Y, al finalizar, te invitarán a tomar un vaso de estos vinos con denominación de origen.
Una de las cosas que destacan del perfil de Vila Nova de Gaia es su flota de «rabelos», los barcos de madera que antiguamente se utilizaban para transportar los toneles de vino. Hoy en día sirven para que los turistas realicen breves cruceros por el Duero.
Para cruzar de Oporto a Vila Nova de Gaia puedes atravesar el Puente Don Luis I. Este es uno de los varios puentes que conectan las dos riberas del río, aunque el más famoso. Es una construcción metálica de finales del siglo XIX. Cuenta con un gran arco y dos pisos por los que cruzar. Por el superior, de unos 400 metros de longitud, circula el tranvía y por el inferior, los coches. También podrás atravesarlo a pie por los carriles peatonales habilitados en cualquiera de los dos niveles. Pero si quieres disfrutar de unas espectaculares vistas panorámicas del río y de buena parte de la ciudad, te aconsejamos que cruces por arriba y te detengas a contemplar el espectáculo.
Para volver a subir a la parte alta de la ciudad, y ahorrarte una subida bastante empinada, no olvides coger el funicular. Encontrarás la entrada al lado del puente.
Otro de los monumentos más visitados de Oporto, situado en el barrio de la Ribeira, es el Palacio de la Bolsa. Es un edificio de estilo neoclásico que impresiona, no tanto por su inmensidad, como por su arquitectura y belleza. Nada más entrar, te hallarás en un enorme patio interior con techo de cristal. Llaman la atención los escudos pintados, que representan a todas aquellas naciones que alguna vez tuvieron relaciones comerciales con Portugal.
En la segunda planta te sorprenderá el encanto de la Sala Arábiga, que fue construida tomando la Alhambra de Granada como referencia; o la Sala Dorada, cuya refinada decoración se realizó con pan de oro.
Justa al lado está la Iglesia de San Francisco, un templo del siglo XIV de estilo barroco y rosetón gótico. Su lujosa decoración interior seguro que no te dejará indiferente. Se cree que se utilizaron unos 400 quilos de oro para cubrir la madera de sus tres naves.
Aunque alejado del centro, no puedes dejar de visitar los Jardines del Palacio de Cristal. Este jardín botánico es el lugar ideal para estar en contacto con la naturaleza y disfrutar de conciertos y ferias, como la Feria del Libro. De arquitectura romántica, típica del siglo XIX, cuenta con un lago, fuentes, esculturas y especies vegetales procedentes de diferentes partes del mundo.
La Avenida dos Aliados es la vía donde se encuentran los edificios modernistas de la ciudad, como el Ayuntamiento, y donde tienen lugar las celebraciones más importantes. Como curiosidad, te sugerimos que te pases por el McDonald’s, porque a diferencia de los que hay en otras ciudades, este conserva el estilo modernista de un antiguo café.
En los alrededores de la avenida se ubica la calle peatonal Rua da Santa Catarina, el centro comercial de Oporto, lleno de tiendas, vendedores ambulantes y cafeterías.
También merece la pena que le eches un vistazo al Mercado do Bolhao, aunque el edificio tiene un aspecto bastante deteriorado. Desde que se construyó en 1914, no ha sido restaurado pero conserva su esencia original.
Si te gusta visitar museos, y dependiendo de tus gustos, en Oporto podrás elegir varios, o visitarlos todos.
Uno de los más famosos y nostálgicos es el Museo do Carro Eléctrico. Los tranvías han formado parte de la historia de la ciudad desde finales del siglo XIX. Por eso se creó este museo. En él se exponen modelos de diferentes épocas y los uniformes de los maquinistas, así como fotografías históricas.
El Museo Militar te sorprenderá con la colección de miniaturas militares más importante del mundo. Mientras que el Museo Romántico te mostrará cómo era una casa burguesa del siglo XIX. Este, en realidad, fue la residencia del exiliado rey Carlos Alberto de Cerdeña.
Pero si lo que buscas son obras de arte, te recomendamos el Museo Soares dos Reis, que cuenta con una importante colección de pinturas y esculturas, o la Fundación Serralves, dedicado al arte contemporáneo.
En Oporto también puedes disfrutar de unas pequeñas playas que combinan arena y piedras. Se extienden a cada lado de la desembocadura del río Duero y están bastante cerca del centro, a unos veinte minutos en transporte público. Sin embargo, son las playas más alejadas de la ciudad, las que ofrecen paisajes y pueblos costeros más encantadores.
GASTRONOMÍA
Como antiguo pueblo pesquero, la gastronomía de Oporto se basa principalmente en los productos del mar. Los mariscos, el pulpo y sobretodo el bacalao, forman parte de la mayoría del recetario tradicional. De hecho, los portugueses son capaces de preparar el bacalao de cien maneras diferentes. Y es un plato que no falta en ninguno de los restaurantes de la ciudad.
No puedes irte de Oporto sin haber probado alguno de sus platos más típicos, como las sopas (que encuentras hasta en el McDonald’s); las francesinhas, un sándwich de jamón, queso, ternera, salchicha y huevo, acompañado de una salsa; el bacalhau à Gomes de Sá, una cazuela a base de bacalao, patatas, cebolla, aceitunas y huevos; el pulpo asado al horno; o el pastel de nata, un dulce hecho de hojaldre relleno de crema pastelera.
Una advertencia: ten cuidado cuando llegues a un restaurante. Mientras esperas, te pondrán algo de picoteo como aceitunas, paté, queso y pan. No pienses que es gentileza de la casa, sino que incluirán en tu factura todo aquello que comas.
OPORTO DE NOCHE
La vida nocturna de Oporto suele ser muy animada y se caracteriza por la diversidad de ambientes y el espíritu social y trasnochador de sus habitantes.
En la zona industrial están los locales más selectos, mientras que en el centro de la ciudad puedes encontrar bares donde el arte y la música se mezclan a ritmo de reggae, house o electro. Es el lugar que escoge la mayoría de gente para dar comienzo a la noche y tomar las primeras copas. En cambio, en la Ribeira se respira un aire más tradicional. Es allí donde podrás disfrutar de espectáculos de Fado, una experiencia inolvidable que no te puedes perder.
Son muchos los que prefieren acabar la noche de marcha junto al mar. Si es tu caso, solo debes dirigirte al norte de la ciudad, a Foz do Douro, donde encontrarás las discotecas más prestigiosas de la ciudad y locales de ambiente relajado y estilo chill out. Ideales para bailar hasta el amanecer.
No te lo pienses más, si tienes pensado hacer una escapada a un lugar especial, Oporto es tu destino.